domingo, 4 de diciembre de 2011

La labor oculta de las hermandades

Un empleado del economato repone la mercancía
Reportaje. En unos tiempos en los que los periódicos y los informativos sólo hablan de recesión, de quiebra, de recortes, y los parados rozan los cinco millones, también son tiempos en los que el ser humano saca lo mejor de sí mismo para ayudar a todas esas personas que son la cara de las cifras que a diario nos llegan a través de los medios de comunicación. Este es el caso de la Fundación Benéfico Asistencial Casco Antiguo, a la que la Hermandad de la Amargura se ha incorporado recientemente y que ejerce su labor a través del economato de la calle Narciso Bonaplata.
 
Para encontrar los orígenes de esta entidad hay que remontarse al final de la década de los noventa, cuando los hermanos mayores de algunas hermandades del casco antiguo comenzaron a trabajar para poner en marcha algún tipo de obra social. De esta manera, y tras ver la excelente labor que estaba llevando a cabo el economato de Triana, deciden hacer lo mismo pero en el centro de la ciudad. Así, y después de dos años de trabajo, el 23 de junio de 2001 se inaugura el primer economato de la fundación en la calle Peral, donde el usuario podía comprar los productos a precio de costo. En aquella época contábamos hasta con un asistente social y un psicólogo para que si el problema era más grave intentar solucionarlo. Cuenta hoy Pablo Gálvez, actual auxiliar de la tesorería de la fundación y uno de los hombre que ha trabajado en el proyecto desde sus inicios.

Con el paso de las años la Fundación fue creciendo, y de las 11 entidades fundadoras (Cena, Mortaja, Lanzada, Monte-Sión, Exaltación, Cristo de Burgos, Gitanos, Soledad de San Lorenzo, Rocío del Salvador, Panaderos y Cáritas de Omnium Sanctorum) hoy ya son 36. Sin embargo, los años pasaban y las necesidades de las personas aumentaban, de ahí que se optara por la apertura del nuevo local son sita en la calle Narciso Bonaplata. El motivo del traslado no fue otro que el de dar una mejor asistencia a aquellos que lo más necesitan en unos tiempos muy difíciles para muchos. De esta manera, si en la calle Peral venían atendido a 120 familias, aproximadamente, en la nueva sede ya han visto superada las 400. Además, reconocen que el perfil de los clientes ha cambiado en estos últimos tiempos. Hoy en día ya se puede ver comprando a gente de clase media que antes nunca había tenido que recurrir a los servicios del economato. Apunta Gálvez.

En cuanto al funcionamiento de la Fundación, las hermandades tienen asignadas una cuota mensual con la que se sufraga el local y el 75% del precio de la mercancía, de tal manera que el usuario sólo paga el 25% del precio real. Aquellas personas que por su circunstancias tienen que recurrir a los servicios de la Fundación, antes acuden a su parroquia, allí es estudiada su situación y se les da un carnet para poder beneficiarse de los servicios durante un periodo de tiempo. Y por último acuden al economato para ser dadas de alta y poder comprar. Además las diferentes hermandades tienen que aportar entre 3 y 4 voluntarios, con los que se van haciendo grupos que se van turnando para trabajar de manera desinteresada en el economato. Los voluntarios que deciden destinar su tiempo libre de las tardes de los martes y los jueves, que es cuando abre, realizan desde labores administrativas, a trabajo de reponedores, de cajeros o de orientación para aquel usuario que compra por primera vez.

El de la Fundación Benéfico Asistencial Casco Antiguo es uno de esos ejemplos de como el ser humano, de manera callada y sin esperar nada a cambio, es capaz de sacar lo mejor de sí para ayudar a aquel que más lo necesita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario